Una fusión que realmente no ha sido nada delicada ya que las formas originales de ambas corrientes son realmente similares y juntos ofrecen una nueva versatilidad, más práctica. Además de una paleta de colores más extensa sin restarle un ápice de esencia.
Ambos estilos comparten también algo muy importante: una misma filosofía de vida que parte del minimalismo. La simplicidad, en su mejor sentido, la ligereza y la funcionalidad son el centro de esta nueva tendencia.
Las casas que se rigen por el estilo japandi no están hiperpobladas de lujos superfluos. Eso sí, que no haya mucho no significa que lo que haya sea malo. La calidad en materiales y el valor profundo de cada cosa que mantenemos en nuestro hogar es la clave.
Los muebles escandinavos, de líneas rectas y bajos, también encajan a la perfección con la filosofía japonesa que fomenta este tipo de muebles para incrementar la conexión de las personas con la tierra. Interesante, ¿no?
La decoración más característica está protagonizada por plantas y bellas piezas de cerámica, si están hechas a mano por nosotros mismos o tienen un origen especial ¡mejor que mejor!
La paleta de colores del japandi es, además, pura tendencia, colores fríos y pastel mezclados con los tonos más terrosos de la naturaleza. Los estallidos de color están permitidos, pero se recomiendan con mesura para que no rompan la armonía del hogar.
Por último, otra tendencia que encaja a la perfección con esta corriente, las fibras naturales. Decorar con ratán, bambú, maderas, algodón… y todos estos materiales tan de tendencia, son el aliado perfecto para el japandi.
¿Qué te parece? ¿Habías oído hablar de esta corriente?
